domingo, 16 de enero de 2011

LOS CALZONES DE LA BUENA EDUCACIÓN - “Mario Vargas Llosa podría perder el Nobel por usar un “negro” (Artículo publicado en el Diario de Burgos el 28 de diciembre de 2010), por Susana Lorente

El chiste, el humor , lo cómico, tienen su encanto, más un 28 de diciembre, tras 83 días de obligado, religioso y político silencio “selectivo” de los medios de comunicación, desde el nombramiento de Mario Vargas Llosa como Premio Nobel de Literatura. 
La censura y la negación son perseverantes en su engaño cuando existen dudas frente al discurso del poder, más si es de la madre, que por no ser abandonada, se es capaz de aniquilar todo pensamiento novedoso y doblegarse al goce masoquista de los que dicen tener el conocimiento, ¡cómo si el conocimiento se pudiera tener!.  Ni se puede tener, ni se puede no tener, lo cual nos obliga a aceptar cierta cuota de incertidumbre, porque hay algo que por más que lo intentemos, siempre se nos escapa, algo que por más vetos, rejas, disfraces de payaso, catedrales y exaltaciones, siempre termina también por dejarse ver, una verdad.
83 días religiosamente guardados, si me permiten la expresión, para no defraudar la ideología del ya no tan poderoso Estados Unidos, jefe del Premio Nobel de Literatura del año pasado.  Porque considerando la formación religiosa de la que por ahora no podemos escapar, consiguió el autor de este “engañoso” artículo no renunciar al placer de escribir esta noticia-chiste, no  sucumbir a la idea infantil de la indecencia, y  poner en práctica de esta manera la Sagrada Escritura, La Biblia, Salmo 83: “Oh Dios, no guardes silencio; No calles, oh Dios, ni te estés quieto;  Porque he aquí que rugen tus enemigos, y los que te aborrecen alzan cabeza. “
Y aunque no lo creamos los enemigos al pensamiento no están detrás de ningún atril con traje y corbata de seda, aunque también estén, los enemigos los llevamos puestos, así que cualquier oportunidad puede ser buena para alzar la cabeza y organizar un pequeño festín que dé libertad a la palabra sometida por la prohibición del estado, que no es más, ni es menos que las propias prohibiciones.  Una palabra, un deseo, que siempre, óiganme, siempre, encuentra sus caminos para mostrarse, aunque a los inocentes ojos siga permaneciendo oculta.  
La noticia de que Vargas Llosa podría perder el Nobel de Literatura por usar un “negro” (dícese de un escritor fantasma, profesional, que se contrata para escribir una obra sin recibir oficialmente los créditos por la misma), no crean ustedes que fue escogida al azar, era algo que debía pronunciarse, aunque no fuera, posiblemente, exactamente eso que se dice.  Algo digno de ser utilizado para el cometido del humor y del chiste que nos es permitido gozar, oficialmente, de una manera relativamente libre los 28 de diciembre.
Y como decimos, ante esto hay que saber que el chiste, así como el lapsus, el sueño y el síntoma, son formaciones del inconsciente, producto efecto de un trabajo psíquico que se vale de unos mecanismos para su elaboración, la condensación y el desplazamiento.  Mecanismos que permiten dar la apariencia a los chistes de absurdos, faltos de sentido, desatinados o superficiales, apariencia que intenta disfrazar una idea, un pensamiento, un deseo reprimido, una verdad que es expresada por el relajamiento de la crítica, la moral y la lógica.
Con esta apariencia de una simple alusión y de nimiedad: “¡¿que Vargas Llosa podría perder el Nobel de Literatura por usar un “negro”?!”, no hace más el chiste, con la doble sensación de sorpresa y de placer, que desplegar las identificaciones al significante del sujeto, como una metáfora de una verdad que sobrepasa el querer de cada uno, que en este caso bien puede ser el autor del artículo, todo el periódico, o incluso, posiblemente, una duda que inevitablemente flota en el ambiente literario como un globo a punto de estallar de boca en boca, como un coro de risas que se entrega a la descarga del sentido secreto sin renunciar al placer en nombre de la dignidad social.
Y es que, señores y señoras, “todo hombre tiene también su trasero moral, que no enseña sin necesidad, y que cubre, mientras puede, con los calzones de la buena educación.”
Algo que no deja escapar ni siquiera al Secretario de la mismísima Academia que otorga los premios nobel de literatura (en minúsculas, ya que parece, según lo escrito, que este año no fue ni nobel, ni premio, ni por literatura) al expresar en su nota de prensa el día 7 de octubre de 2010, que transcribo textualmente y sin correcciones:
“El premio Nobel de literatura 2010 ha sido otorgado al escritor peruano MarioVargas Llosa
Y se quedan tan tranquilos, demostrando al mundo que indudablemente la teoría del inconsciente aún no pasó por su pensamiento, ni parece que pretendan invitar a nadie a que haga el trabajo, y demostrando que sus descuidos en la escritura denotan algo más que un descuido, ¿están ustedes seguros de que Vargas Llosa merecía el premio Nobel?, ¿está seguro Vargas Llosa de que su escritura es merecedora de dicho premio?.  Su justificación, tal como dice en la nota de prensa, es acertada: una cartografía para la guerra sustentada en la estructura de poder de Estados Unidos, con afiladas imágenes que no dejen en el olvido a los sometidos que deben resistir sobre sus pobres espaldas la gran estructura que se protege con violencia contra la rebelión y en pro de la derrota de cualquier insignificante individuo que se le ocurra pensar, hablar o ejercer de sujeto en la diferencia, que según ellos, empobrece el poder de una sociedad donde todos tenemos que ser iguales porque ellos, los poderosos, no pueden ser otra cosa. 
Y no solo demuestran esto, sino también que la estructura de la que hablan es familiar y que su sexualidad infantil en su forma perversa, en el sentido peyorativo del término, aún no dio el paso hacia el mundo, empobreciendo notablemente el discurso. 
Cuando la Academia Sueca ni siquiera confía en su decisión y se pone en evidencia nada menos que con la nota de prensa que anuncia el acreedor del premio, ¿qué esperan?, ¿que el mundo crea en la libertad ficticia que venden cuando proclaman “la derrota del individuo” y evocan sin miramientos la esclavitud de pensamiento?.  
Este chiste en su desatino y sin-sentido, es una denuncia de la esclavitud a la que quieren someternos actualmente, una denuncia de la injusticia, un llamado contra la filosofía de la exclusión, que invita al levantamiento de la represión en los ciudadanos obnubilados por los discursos del estado, ideas que por supuesto, van más allá de la intención chistosa del autor. 
Pero por más que se esfuercen en engañarnos “es casi imposible atravesar una muchedumbre llevando en la mano la antorcha de la verdad sin chamuscar a alguien las barbas”.
Así que, ¿inocente?, no señores, de inocente nada.

Susana Lorente

Bibliografía:
Freud, Sigmund. “El Chiste y su Relación con el Inconsciente”. Editorial Biblioteca Nueva. Volumen 3. (1905).
Menassa, Miguel Oscar. "Los Papelitos Secretos del Estado de Ánimo". Editorial Grupo Cero. (2011)
Revista: http://www.extensionuniversitaria.com/
Cuadro: El Almuerzo, de Velazquez.

martes, 11 de enero de 2011

LOS PAPELES SECRETOS DEL GRUPO CERO


Estos escritos fueron producidos en el año 1978 y fueron filtrados el 1 de enero de 2011.
Iré publicando de a poco, como hacen los periodistas...

11 de enero de 2011

Giros de viento, o bien, ráfagas de pequeños corpúsculos acerados hacia la muerte, desviaron nuestro destino.
Somos, desde hace dos años, extranjeros a todo.
Iremos perdiendo con el paso de los días la calidez de nuestra mirada, aquel calor, ardiente en nuestros ojos, cuando vivíamos en una tierra, cuyos olores en plena primavera, olían, el olor de nuestro cuerpo.
Éramos, antes de la catástrofe, antes del estallido en mil fragmentos, personas normales. Médicos, amantes de la libertad. Escritores, amantes de la libertad.
En fin, en general, éramos sórdidos amantes de la libertad. Señoras y señores, padres e hijos de familia y teníamos un porvenir asegurado.
Un poco de locura, nos decíamos, a nadie le hace mal. Y nos encerrábamos en grandes alcobas solitarias, para decirnos que la locura era contagiosa y nos reíamos y buscábamos el sol, entre las piernas de nuestras mujeres, y éramos felices. Y mientras éramos felices nos dimos cuenta de que buscar el sol, era para encontrarse empecinadamente con la noche.
Amar el sol era también amar la terquedad de su dialéctica. Aparecer y desaparecer. Encuentros luminosos para, después, sumergirse cada vez más profundamente en el vacío de la noche.
Alguna ausencia inesperada, algún cuerpo pudriéndose repentinamente bajo el sol, marcaban el paso de los años.
De decepción en decepción, nos fueron enseñando que nada teníamos. ¿Para qué hablar? entonces nos decían, ¿para qué pedir?
Y nos fueron encerrando en nuestro propio cuerpo, y en nuestro propio cuerpo fueron marcando a fuego sus tablas de la ley y sujetados por la increíble ilusión de no morir, casi nos matan.
Un fuerte y helado silbido nocturno, para siempre. Una incuestionable noche sin fin. Una detención brusca y mortal -insostenible para nuestro cuerpo-, en manos donde habíamos entregado nuestra vida, para no morir.
Ser esclavos, quedaba claro, no era suficiente. Y, entonces, fue el temblor, un temblor cósmico, más allá de nuestra razón, más allá de nuestra locura.
Más allá de todas las palabras pronunciadas y, sin saber qué hacer, temblorosos entre los escombros, nos tocó zarpar.

GRUPO CERO
PSICOANÁLISIS Y POESIA
ESE IMPOSIBLE I

Cuadro: "Destellos del Sol", Olga de Lucía Vicente